En 1999, fundé la asociación humanitaria « TERRE OUBLIÉE » de la cual fui presidenta durante sus 12 años de actividad.
El propósito de la asociación era ayudarles a los niños y a los ancianos desfavorecidos del pueblo El Valle, ubicado en el departamento del Chocó.
Habíamos montado y organizado una cantina escolar en una casa vieja, bastante arruinada, que las hermanas que dirigían la escuela de al lado nos habían prestado. La arreglamos un poco e instalamos la cantina. Nuestra asociación « hermana » local – llamada « TIERRA VERDE » – nos había ayudado a seleccionar las familias más necesitadas. Las madres de los niños se turnaban, semana trás semana, para preparar las comidas del medio día para los niños, quienes las llevaban luego de comer al domicilio de los ancianos necesitados que habían sido seleccionados.
El hecho de poder comer un buen almuerzo al lado de la escuela les permitía a los niños volver a la escuela en tarde. De otra manera, si hubienra ido a comer a sus casa, una gran parte de ellos se hubiera quedado para ayudarles a sus padres.
En Ginebra, Suiza, organizábamos fiestas danzantes para finianciar la asociación. Otros fondos provenían de donadores y de las cotizaciones de los miembros de la asociación. Éramos unas diez personas en la junta de la asociación.
Desafortunadamente, las hermanas que nos habían prestado la casa decidieron cogerla para ellas en el 2011. Lástima, porque habíamos colaborado con la asociación ginebrina « Arquitectos e ingenieros solidarios » para establecer los planes de una catina que queríamos construir, pero en la época no habíamos conseguido las ayudas financieras necesarias a su construcción, a pesar de numerosas búsquedas.
En este momento, la asociación está en suspenso; no ha sido disuelta.
Encontrarán testimonios y fotos aquí.
